Las mejores historias empiezan sin más pretensiones que desarrollarse justificando la razón de su existencia. En el caso de un bibliobús esta afirmación es aún más cierta. Las bibliotecas móviles suelen nacer como un experimento de las administraciones que se lanzan a crearlas. Los proyectos parecen tener un componente provisional y festivo que los aleja aparentemente del mundo más consolidado y previsible de la biblioteca pública como servicio cultural tradicional. En este contexto, los vehículos y sus tripulantes se lanzan a los caminos perpetuando ese espíritu aventurero pero con la clara intención de asentarse, de demostrar que algo tan simple como acercar información, documentos, servicios y compañía a los que no acceden fácilmente a todo ello puede convertirse en una poderosa arma de cohesión y de crecimiento.
Y es así, con constancia y confianza, como pasan los años y las rutas de estos agentes culturales móviles se acaban convirtiendo en imprescindibles para muchos y en útiles herramientas para quien las financia, mantiene y cuida.
Ese es el camino que ha seguido el bibliobús de Málaga, integrado con pleno derecho en la Red de Bibliotecas Públicas Municipales del Ayuntamiento de nuestra ciudad después de 15 años de trabajo continuado y profesional. Esa insistencia nos ha hecho crecer por dentro y por fuera, constatar nuestros puntos fuertes y débiles, reflexionar sobre hacia dónde debemos continuar y cuáles son los caminos que no hemos de transitar de nuevo para no equivocarnos. Es decir, una institución viva, un proyecto en crecimiento.
Y los hechos vienen a demostrarlo. Desde el Servicio de Patrimonio Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio del Gobierno de Chile, hemos sido invitados al 4º Encuentro de Bibliomóviles, que se celebra en Santiago los días 8 y 9 de noviembre de este año. Quieren que compartamos con ellos todo el trabajo que hemos desarrollado y qué expectativas de futuro podemos señalar. Todo esto en un país que está apostando por la difusión cultural para apuntalar su crecimiento, que cree en el valor de las bibliotecas y los bibliobuses como hitos de esa política. Y en eson estamos. Preparando nuestro viaje y cargando en el equipaje mucha información e ilusión a partes iguales. Es el momento de crecer compartiendo, algo que llevamos haciendo desde el principio casi como una obsesión: convertir el valor de compartir conocimiento y experiencia en el faro de nuestro existir, no fijarnos barreras y soñar con metas tan grandes que nos obliguen a ser modestos y constantes. El éxito trabajado, el delicioso gusto del fruto cultivado con esmero, cariño, tiempo y colaboración. Creemos en esta fórmula, alejada de los fuegos artificiales y las experiencias pasajeras. Estamos convencidos de que todo lo que perdura está fabricado con mimbres modestos pero resistentes, flexibles pero inquebrantables. Salir, día a día, al encuentro de los ciudadanos, de la vida misma. Gracias, compañeras y compañeros chilenos, por tan cordial invitación que esperamos satisfacer como merece.