EPPUR SI MUOVE

«…Y sin embargo, se mueve…» Con estas palabras y escondiendo la cara en el embozo de su capa para no ser visto, terminaba Galileo Galilei la abjuración de sus teorías heliocéntricas ante el alto Tribunal de la Inquisición que le juzgaba.

Algo así está ocurriendo en las bibliotecas móviles en estos tiempos de crisis. En vísperas de una jornada de Huelga General (ir o no ir, that’s the question, otra gran frase…) detectamos como existe un irreductible sector de los profesionales bibliotecarios que pretende seguir con sus tareas de forma aún más inquieta, abierta, dúctil y activa que nunca. Los servicios bibliotecarios móviles no están siendo inmunes a los recortes pero también están encontrando apoyos masivos para que continúen en las mismas condiciones que tenían antes del «gran tsunami» recortador. Bibliotecarios que asumen lo que les dicen políticos y gestores pero que, como niños contestones, susurran»por lo bajini»: «Y sin embargo, nos movemos…»

Es fácil. Lo que aporta una biblioteca móvil, rural o urbana, realizando su labor entre carreteras y comunidades más o menos aisladas es  de un valor incalculable, los profesionales que trabajan en esos servicios consiguen grandes resultados con un alto nivel de calidad en la implementación del servicio, una inversión pequeña (en comparación con otros estipendios a cargo del erario público) y con un nivel de aceptación ciudadana que se acerca al hermanamiento con nuestros usuarios.  Es decir, las bibliotecas móviles están vacunadas (que no salvadas) contra la crisis, siempre y cuando los que trabajan en ellas sigan dando ese perfil contestón e imaginativo ante el desaliento y el olvido. 

Lo dicho: se mueven, nos movemos, por las dunas saharianas o por barrios urbanos que exigen que volvamos, navegamos por las redes sociales como peces en el agua. Movemos el esqueleto juntos y por separado. Tenemos afán universal y sentimiento local, volamos de un continente a otro y jugamos con argumentos fuertes, sentimentales, científicos, para extender la red del conocimiento, el manto de la educación, la cultura y la igualdad social.

Esta entrada, este blog, los 270 nuevos carnés del bibliobús de Málaga en octubre, los 15 E-readers que cargan sus baterías y sincronizan sus bibliotecas bajo mi mesa en este momento, todo esto, es fruto de esa perseverancia, de esa cabezonería. Eppur si muove. Y sin embargo (la biblioteca) se mueve.